21/02/2019. Desde 1967, el 2 de abril,
coincidiendo con la fecha del nacimiento del escritor danés Hans
Christian Andersen, el IBBY promueve la celebración del Día Internacional del Libro Infantil con el fin de promocionar los buenos libros infantiles y juveniles y la lectura entre los más jóvenes.
Los libros inspiran pausa
“¡Voy con prisa!”, “¡No tengo tiempo!”, “¡Adiós!”… Expresiones
semejantes pueden oírse quizá a diario, no solo en Lituania —en el
centro mismo de Europa—, sino en muchas partes del mundo. Y con
frecuencia parecida se oye decir que vivimos en la edad de la abundancia
de información, la prisa y la precipitación. Sin embargo, tomas un libro entre las manos y, de alguna manera,
te sientes distinto. Y es que los libros tienen una estupenda cualidad:
te inspiran serenidad. Con un libro abierto y sumergido en sus
tranquilas profundidades, ya no temes que todo te pase de lado a toda
velocidad, sin llegar a apreciar nada. Empiezas a creer que no será
preciso lanzarse como loco a tareas de dudosa urgencia. En un libro todo
sucede sigilosamente, en orden y según una secuencia. ¿Será tal vez
porque sus páginas están numeradas y las hojas al pasar crujen
tranquilamente y con un suave efecto relajante? En un libro los
acontecimientos pasados se encuentran plácidamente con los que han de
venir. El mundo del libro es muy abierto; su realidad sale al encuentro
amistoso con el ingenio y la fantasía, y a veces ya no sabes muy bien
dónde —si en un libro o en la vida— has notado de qué manera tan bella
caen al derretirse las gotas del tejado nevado, o de qué forma tan
encantadora cubre el musgo la cerca del vecino. ¿Ha sido en un libro o
en la realidad donde has experimentado que las bayas del serbal no son
sólo bellas, sino amargas? ¿Acaso sucedió en el mundo de los libros, o
de verdad estabas tumbado sobre la yerba en verano, y después sentado
con las piernas cruzadas, contemplando las nubes que surcaban el cielo? Los libros ayudan a no acelerarse, enseñan a observar; los libros
invitan, incluso obligan a acomodarse, pues casi siempre los leemos
sentados, poniéndolos en la mesa o en el regazo, ¿no es así? ¿Y acaso no habéis experimentado otra maravilla: que cuando leéis
un libro, el libro os lee a vosotros? Sí, sí, los libros también saben
leer. Os leen la frente, las cejas, las comisuras de los labios, que
ahora suben, ahora bajan; sobre todo, por supuesto, os leen los ojos. Y
por los ojos entienden… adivinan… Bueno, ¡vosotros mismos sabéis qué! No tengo duda de que a los libros les parece muy interesante
estar sobre vuestro regazo, pues una persona que lee —sea niño o adulto—
solo por eso ya es bastante más interesante que la que se resiste a
tomar un libro entre las manos, que la que —siempre con prisa— no llega a
sentarse y no tiene tiempo de fijarse en casi nada. Este es mi deseo
para todos en el día internacional del libro infantil: ¡Que existan
libros interesantes para los lectores y lectores interesantes para los
libros!
(Texto original e ilustración: Kęstutis Kasparavičius. Traducción: Carmen Caro Dugo)
Luz del Olmo (Pardilla, Burgos) es licenciada en psicología, profesora, poeta, es autora de los siguientes títulos: "Poemas que vuelan y juegan"(1990), "Si miras por la ventana" (1992), "Pasaban las estaciones al ritmo de los pájaros" (1996), "Juegos de luz" (Ed. Prima Littera, 1999), "Haikus para niños" (Ed. Verbum, 2006) y "Pequeña música para la luna"(Ed. Verbum, 2008).
Algunos de estos poemas han sido recogidos en libros de texto para jóvenes estudiantes en Francia, Suecia, Bielorrusia y Chile. Fue finalista en el premio Lazarillo del año 2000 con su novela para jóvenes "Las casas de Alicia". Ha participado con un poema dedicado a Nueva York en la exposición NYVISIONES, en el Instituto Cervantes de esta ciudad.
Luz del Olmo también participa en actividades de animación a la lectura mediante visitas a centros de enseñanza y bibliotecas.
En 2015 publicó la novela histórica "La fuente de los pájaros"