Franz Marc
Llevaba varios días que me gustaba acostarme pronto. Tanto papa´ como mama´ no entendían ese capricho que me había entrado de repente, pues siempre he sido una chica muy remolona para irme a la cama. Pero en esas fechas me gustaba dormir y en especial me gustaba soñar.
Al poco de quedarme dormida, digo yo que seria así, pues cuando cierras los ojos no te enteras de qué hace el tiempo con nosotros, comenzaba a tener un sueño que siempre se me repetía.
Era de noche. Salía de mi casa y llegaba hasta una selva donde a pesar de la oscuridad brillaban los colores amarillo, rojo y azul. Al principio no distinguía muy bien lo que había a mi alrededor, pero poco a poco caminaba hasta una especie de prado verde donde crecían plantas que nunca había visto. Allí me sentaba desnuda y con las piernas cruzadas esperaba. Me sentía bien, no tenia miedo y me gustaba quedarme quieta.
La primera noche, apareció un león.
-¿Qué haces aquí? – me dijo algo misterioso
-Nada. Esperar
-Esperar ¿a qué?
-Esperar a que vengas tu´.
-Eso me gusta- Me dijo el fiero animal..
Esta noche estaremos solos, pero mañana si vienes, seremos más.
Nos quedamos muy quietos y después desperté muy relajada y contenta.
Al día siguiente volví a dormirme y otra vez me encontré desnuda con las piernas cruzadas en medio de la selva y esperé.
Al poco tiempo apareció el león y nos saludamos.
-Esta noche vendrán m´as – como siempre habló de forma misteriosa.
-¿Quiénes?- dije intrigada
- Ya lo veras. Mira por allí aparecen dos. No los ves porque están detrás de ti. No te vuelvas
-¿Son también leones como tu´?
-No. Son caballos, caballos rojos
- Que bien. Dije ¿Sabes que el caballo es mi animal favorito?
Me quede´ un rato, tranquila, sin pensar en nada y luego me desperté.
La siguiente noche, recuerdo que ya era miércoles, volví a dormirme y otra vez como en los días anteriores, salí de mi casa, camine´ y llegue´ a la selva. Como siempre me senté y esperé.
-Hola. Creí que hoy no ibas a venir,-me habló como siempre el león.
-¿Por qué?
-Es ya muy tarde y tu´ pronto te despertarás. Apenas si tenemos tiempo.
-No se´ que me habrá pasado, pero yo me he dormido a la misma hora- quise disculparme.
-Te habrás entretenido con otro sueño
-No lo recuerdo
-Es normal. No siempre recordamos lo que soñamos
-¿Tu también sueñas?
-No. Yo vivo en los sueño de los otros.
-¿Han venido los caballos rojos?- Recordé entonces
-Si´, claro que si´ y también te están esperando, pero como ayer, tu´ no los puedes ver.
-Eso me entristece algo. Hay algunas cosas cosas que no tienen forma y sin embargo sabemos que están, como el aire, el cariño, la alegría, la pena, el enfado, el sentirse bien … podríamos decir que son como sueños.
-Eres sabia. Mira- me indico´ el león- A estos caballos si los puedes ver
-¡Qué sorpresa, qué bonitos! ¡¡Son dos caballos azules!!- grite´ alborozada.
Ellos me miraron e hicieron las presentaciones:
- Me llamo Kandinsky
- Me llamo Gauguin
- Yo me llamo ……No me dejaron seguir
Tu te llamas Armonía, por eso te traemos todos los colores para que juegues y los combines de tal forma que te hagan sentirte bien.
-Gracias, les dije y desperté.
Aunque seguí acostándome pronto no volví a tener ese sueño que tanto me gustaba.
Hace pocos días mi padre se empeño´ en llevarme a clases de yoga. Crucé las piernas y entonces vi dos caballos azules, un león y presentí que otros dos caballos rojos me miraban desde atrás y los ví a todos en un cuadro que mi profesora nos había enseñado un día de primavera en el al Museo Tyssen. Ahora recuerdo que el cuadro se llamaba El sueño y lo había pintado Franz Marc.
Luz del Olmo
2 comentarios:
Que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son.
Besos
Gracias Abejita por tu comentario.
Besos, ya te llamo
Luz
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