sábado, 22 de septiembre de 2007

LA CASA DEL VIENTO

Es una casa especial y Alicia lo sabe cuando penetra en ella. No siempre encuentra la puerta abierta, pero si adelante el pie y lo consigue, la temperatura de su cuerpo alcanza el estado ideal.

Alicia se tumba en la cama, mira hacia arriba y del techo brota una mancha.

Tiene muchas formas que con el tiempo van cambiando. Alicia puede decir que su olor es húmedo, aunque no sea del todo cierto. Es difícil tocarla, pero adivina un contacto rugoso. Forma varias
tonalidades de marrón y si el día amanece nublado, Alicia abre un poco la ventanilla de madera para que con la luz, el aire, haga el juego mucho más divertido .

En esta mancha marrón cantan los viejos canciones, recitan las niñas romances y , transportada por un ciclón, regresa la Loba Parda , triste y desesperanzada , en la voz de su hermano.

Si sale al balcón, con aire de brisa, contempla los prados donde un burro insulso sopla una flauta por casualidad.

Destapa el tarro de la mermelada y salta un humo aburrido que el aire transforma en: Rubias princesas, guapos mendigos, reyes traidores , moras enamoradas, gigantes muy malos , enanos
valientes, zapatillas rojas , carrozas desencatandas, presagios, palacios ....... y un sin fin de cuento más .

Nace un vendaval y parte en dos el cristal de la ventana.

Adivina adivinanza :

"Campo blanco,
semilla negra,
dos que la ven
uno que la siembra"

Un libro dormita en los surcos de la mesa camilla.

Alicia abre una puerta y entra un tornado de letras que quieren rimar en da, sa, ba, o vo , jo , do o en ir, or, me.

Alicia, intentan atrapar las letras tan locas que juegan, se aman, se enfadan y hasta tiene color. Si está triste se anima y empieza a sentir que merece la pena vivir, entre otras cosas porque sentir, rima con vivir .

En pequeños torbellinos y diminutos remolinos, se ríen se mofan, hacen muecas los trabalenguas, las jerigonzas, las cuchufletas, las chirigotas , los dicharachos y también dos o tres coplas.

Oye ruidos de brindis en las copas de champaña y en la chimenea crepita el fuego. Con la luz de las llamas, intenta leer formas de cenizas grises.

Alicia mira hacia arriba y la casa ordenada en una gran biblioteca, se llena de hojas. Entonces Alicia, tumbada en la cama, se duerme soñando que escribe junto a una minúscula taza de té.

Era siempre el viento el que me llevaba hasta mis amigas. Podía jugar con ellas a la comba, pero yo seguía metida en la casa. Nunca pude apretar el botón para hacer esta casa pequeña.






















2 comentarios:

Sor Austringiliana dijo...

¿Recuerdos de la infancia?
¿Cantaba tu hermano lo de la loba parda?

Ele Bergón dijo...

Me dejas impresionada, sor autringiliana, ya he visto que tienes tu perfil y que poco a poco vas entrando en esto de la blogoesfera ( no sé si se escribe así) Es divertido, cómo unas palabras nos van llevando a otras.

Sí son todo recuerdos de infancia. Las casas que escribo aquí, son recuerdos de cuando tenía siete u ocho años, allí en Pardilla. Me sentaba en una piedra que aún existe y que le he hecho una foto y la he puesto aquì, después miraba la "fila de árboles pequeños que hay cerca de la casa sin tejado", metía la mano en el bolsillo, donde imaginaba que tenía una casa, apretaba un botón y entonces lo hacía todo grande y empezaba soñar.

Mi hermano Victoriano me recitaba y cantaba una y otra vez el famoso romance de " La loba parda", creo que por él soy poeta. El ritmo del romance se me quedó metido dentro y ya nunca quiso salir, como yo de esta casa que representa para mi la literatura.

Besos.