A veces, he jugado con el fuego.
Las llamas, de un rojo anaranjado,
se reían divertidas
al paso de mi mano.
Mi palma, inquieta y temblorosa,
se llenaba de miedo
y desaparecía corriendo .
Un laberinto mágico de colores incendiados,
era el viento que formaba
una y mil filigranas.
A veces, he intentado jugar con el fuego,
como el viento con las llamas.
Los dos se han burlado de mi existencia humana.
Luz del Olmo
1 comentario:
¿Por qué nos fascina el fuego?
Tal vez porque también somos fuego...
¿Juegan con fuego mis veinticinco niños?
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