jueves, 19 de septiembre de 2013
LA SILLA
Después de un tiempo sin horas, la silla se preguntó:
- ¿Éste será mi sitio?
Pasado un rato largo, una mariposa blanca revoloteó muy cerca.
La silla por más que quiso, nada pudo entender y por eso, siguió esperando hasta bien entrada la noche.
Cuando decidió marcharse de allí, fue incapaz de hacerlo, pues a pesar de tener cuatro patas, nadie le había enseñado a andar.
(c) Texto y foto: Luz del Olmo
Suscribirse a:
Entradas (Atom)