sábado, 20 de octubre de 2007

LA CASA DE LA RISA

LA CASA DE LA RISA

Alicia la llama así porque en ella viven los pirrigollos.

Son seres muy pequeñitos que no saben andar, entre otras cosas porque no tienen pies. Su forma es cuadrada y en lo único que se nos parecen, es en la boca , pero sin dientes. Son muy graciosos, porque se ríen y cuentan chistes.

No ven nada, se orientan por unos bigotes que les salen por encima de la cabeza, por llamarla de alguna forma; pues su cuerpo es todo igual, sin apartados.

Alicia tardó mucho tiempo en encontrarlos. Viven entre las cajas.

No siempre les hace caso.

Si está aburrida: pasea por los pasillos. Sube y baja las escaleras. Mira por las ventanas. Abre un cajón. Rebusca en los armarios. Se sienta un rato en los sillones. Hace bolas de papel. Se contempla en los espejos. Observa una fotografía. Da saltos, e intenta desempolvarlo todo.

De pronto la lleva el aburrimiento hasta el garaje. Hay cajas cuadradas de distintos tamaños, les da un puntapié‚ y surgen de ellas los pirrigollos, que ríen , se hacen cosquillas, se encogen , se alargan, se estiran .Unos son grandes, deben ser los padres, otros más pequeños, deben ser los hijos y otros muy enanitos que serán los recién nacidos.

Alicia los mira. No le hacen gracia sus chistes tontos, hasta que un pequeñín abre tanto la boca para intentar reír, que se atraganta. Alicia entra en su juego y va dejando la indiferencia. Les hace burla. Sonríe, más tarde ríe, ríe, ríe tanto que toda la casa es una carcajada. Hasta sus ojos ríen dejando nacer las lágrimas .

Los pirrigollos se ríen más al verla a ella y cuentan chistes de: borrachos, camareros, extranjeros, negros , blancos , de aviones, coches y pirrigollos , que son los que más les gustan.

Todos los pueblos, ciudades y países, que son las cajas del garaje, se ríen y ríen y Alicia tiene que irse hacia el jardín, pues si sigue así, puede morir de un ataque de risa.

Con la risa en la boca, abre la puerta. Sale a la calle.









Tanta era mi risa que era incapaz de apretar el botón para hacer la casa pequeña. Cuando saltaba a la comba me seguía riendo. Mis amigas no comprendían el porqué.






No hay comentarios: