miércoles, 5 de abril de 2017

DEPUÉS DEL LLUVIOSO INVIERNO

                      

                                 AMAPOLA, sangre de la tierra
                                                                   Juan Ramón Jiménez 





Después del lluvioso invierno
brotabas, nacías, crecías.

A los pueblos de Toledo
los viernes yo iba y volvía
jugaba con los niños
a llevar poesía.

AMAPOLA, sangre de la tierra;
tú nos mirabas, cantabas, sonreías.

En el trayecto 
tu campo rojo
con algo de amarillo y rosa 
me acompañaba
en este viaje circular 
que es la poesía
sangre de mi vida. 

(c)  Foto y  texto: Luz del  Olmo Veros

* Este poema está dedicado a Mª del  Carmen Ugarte  García  y a Mª Ángeles Merino Moya, mis dos amigas burgalesas en respuesta a sus correos electrónicos. Besos para las dos.


2 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Los niños son amapolas juguetonas e inquietas. Me gustan sin pupitre.

Gracias, Luz, por tu dedicatoria.

La seña Carmen dijo...

No faltara el que diga: «¿Mi flor preferida? La amapola.»

Y siempre habrá algún necio que añada: «Sí, pero en un campo de trigo», porque ni tan siquiera sabrán llamarlo trigal.